La represión sindical por parte de las empresas a trabajadores que se organizan para defender sus derechos es una tónica constante en este sistema, en el que los capitalistas no dudan en atacar sin piedad el más mínimo intento de cuestionar la explotación laboral a la que nos vemos sometidos los trabajadores.
Basta con una pequeña búsqueda por Internet para encontrar decenas de ejemplos de representantes sindicales represaliados por ejercer la labor para la que fueron designados por sus propios compañeros de trabajo. Entre estos ejemplos podemos encontrar el doble despido al presidente del Comité de Empresa de Ayesa AT, o el despido a un miembro del Comité de Empresa de everis Centers Sevilla mientras se encontraba de baja médica.
Quienes desempeñamos labores de representación legal de los trabajadores sabemos a qué nos enfrentamos por el simple hecho de reclamar lo que es justo para nuestros compañeros, por manifestar nuestra postura ideológica, algo que demuestra que una vez que cruzamos las puertas y entramos al centro de trabajo, la careta democrática de este sistema se cae y se muestra la crueldad absoluta de la dictadura del salario.
Sin embargo, mientras que algunos representantes de los trabajadores son represaliados por las empresas, otros gozan de un estatus privilegiado como recompensa a los servicios prestados, siendo en muchas ocasiones estos ‘representantes sindicales’ miembros de candidaturas realizadas directamente por las direcciones de las empresas, que a través de sindicatos como CCOO o UGT, o bien creando candidaturas ‘independientes’, se meten a sindicalistas para adulterar las funciones de la Representación Legal de los Trabajadores.
No es casualidad que muchas empresas utilicen a CCOO y UGT para crear sus candidaturas en elecciones sindicales, pues ambos sindicatos son parte del mismo entramado que la patronal, y son fieles servidores de los intereses de las empresas. Prueba de ello es que estos mismos sindicatos, convertidos a su vez en empresas, no dudan en despedir a sus propios trabajadores usando la reforma laboral que tanto critican de boquilla.
Tal es la sintonía entre CCOO y UGT con la patronal, que se producen casos como el de un trabajador de CCOO Baleares que, tras ser elegido representante de los trabajadores en el sindicato, ha sido despedido por la dirección del mismo. CCOO actúa de la misma forma que cualquier otra empresa, represaliando a los trabajadores que se organizan, porque una cosa es tener delegados sindicales en otras empresas -de los cuales CCOO y UGT reciben cuantiosas sumas de dinero público-, y otra cosa distinta es que los trabajadores pretendan organizarse en tu propia casa.
Un nuevo caso que engrosa la interminable lista de atrocidades cometidas por estos sindicatos -como el despido de 2 trabajadoras de CCOO tras superar un coma y un cáncer-, que los deslegitima por completo como representantes de los trabajadores. Unos sindicatos que se sostienen gracias al apoyo del Estado que los intenta legitimar y los cubre de millones para que sigan paralizando cualquier movilización de la clase trabajadora con la excusa de mantener la ‘paz social’.
Mientras CCOO y UGT sigan contando con apoyo entre algunos trabajadores, la clase trabajadora seguirá sufriendo traiciones. Es hora de una vez por todas de abandonar el sindicalismo amarillo, es un deber histórico de la clase trabajadora construir el sindicalismo de clase bajo el paraguas de la Federación Sindical Mundial. Nuestro futuro está en juego.
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