Para los que nacimos en los setenta. Para los que pudimos oler el pensamiento ajeno, enajenado y maravilloso, de los que nos precedieron en el paroxismo de la fantasía de ser un ser humano que no malgasta su dolor sin fantasía. Para los que nos dejamos una colada imposible por recoger, en un tiempo infinito que prometía todo lo que el mundo nunca ha sido porque ya fue, porque ya lo imaginamos en los ojos de gigantes que nos dejaron sus palabras descolocadas y armónicas, deslucidas como un tiempo destruido que ya fue, porque lo hemos sido, siendo,...