El alcalde la ciudad de Nueva York coloca la última moto antes de arrancar el espectáculo. Alzando la bandera, avisa de que ha llegado el momento, comienza la demolición. Una a una la excavadora va aplastando sin piedad esta centena de motos ilegales confiscadas por la policía. Pasa por encima de ellas, una y otra vez, hasta convertirlas en chatarra.