Muchos irlandeses sabrán lo que es sentirse ansiosos por saber si la hospitalidad ofrecida a los visitantes de Navidad es suficiente: ¿se ofreció suficiente té, se usó la "buena porcelana", quedaron "galletas elegantes"? Si la bienvenida no es lo suficientemente cálida, o la comida no es lo suficientemente lujosa, ¿la gente se preguntará sobre el tamaño de su billetera o la sofisticación de su gusto? Estas ansiedades son tan frecuentes hoy como lo fueron en la Edad Media, cuando las élites de la Irlanda medieval organizaban grandes celebraciones navideñas para impresionar a los demás no solo con su hospitalidad, sino también con su poder y autoridad.