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Isabel Bathory, la condesa sangrienta
Entre los aparatos de tortura que supuestamente guardaba en las mazmorras había un autómata llamado La Virgen de Hierro, una dama metálica con un mecanismo que clavaba puñales, además de diversos atizadores enrojecidos al fuego, ganchos y todo lo que la imaginación pueda concebir en estos casos. La razón de esta sinrazón es que Isabel quería mantenerse bella y joven para siempre -tenía 44 años, que en aquella época era casi la tercera edad-, y la fuente para obtener la eterna juventud era la sangre de las chicas a las que torturaba
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