Cuando nuestras santas tradiciones se vayan a la mierda los buenistas dirán, ay, ay, nosotros no sabíamos; o a lo mejor, no, a lo mejor hasta son capaces de sacar su banderita de la paz de entre los escombros. Los buenistas, con su pasividad, favorecen el caos y, claro, alguien tiene que dar un puñetazo sobre la mesa y poner orden. Trump, Le Pen o Theresa May, que parece mejor porque es inglesa. Los buenistas quieren salvar el mundo. Menudos gilipollas.