Si eres de los que disfruta de los innumerables vídeos de osos panda que inundan las redes sociales, lo que acaba de revelar The New York Times te va a resultar desasosegante. Los métodos usados para que esos simpáticos osos se reproduzcan son más violentos de lo que imaginas. Y no están motivados tanto por la conservación como por el negocio de los zoológicos o, incluso, los intereses políticos. El mundo de los pandas no es tan entrañable como parece...