No podemos entender esta realidad sin un cuerpo al que conducir, y sin una mente que nos ayude a interpretar el entorno que nos rodea. Pero el cómo hemos llegado a parar aquí, obviando el mecanismo biológico, deberíamos atenderlo aunque corramos el riesgo de equivocarnos. Si no nos equivocamos, jamás avanzaremos, y es perdiendo el miedo a salirnos de la línea, sin imponer lo que nos han servido como conocimiento, es como encontraremos puntos en común.