La selección francesa de balonmano ha vencido en la gran final a Noruega (33-26) y se proclama nueva campeona del Mundo en casa. Los galos reeditan la corona mundial, tras la conseguida hace dos años ante Catar, y ya lleva seis. La consagración para la generación de Nikola Karabatic, a quien, hasta ahora, faltaba ganar un Mundial en su tierra para emular a la de Jackson Richardson, que lo hizo en 2001 como punto culminante de otra camada de jugadores de excepción.