Investigadores de la Universidad Stanford han descubierto una nueva manera de fabricar plástico a partir de dióxido de carbono (CO2) y residuos agrícolas o pastos. La nueva tecnología podría proporcionar una alternativa sostenible y baja en carbono para botellas de plástico y otros elementos fabricados a partir del petróleo. El objetivo final es reemplazar los productos derivados del petróleo con plástico hecho de CO2, sin usar una gran cantidad de energía no renovable, reduciendo drásticamente la huella de carbono de la industria del plástico.
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