Manolo es (era) empresario el sector de la construcción. Como a muchos otros, la crisis se le llevó por delante una próspera empresa con decenas de empleados y buenas cifras de facturación. Una empresa que avaló con su propio patrimonio una vez llegaron las vacas flacas. Hoy entra en prisión denunciado por su ex-mujer al no poder afrontar la RC porque la juez dice "si bien el condenado ha sido declarado insolvente, esto no implica que carezca de bienes, sino que el juzgado no ha encontrado sobre los que trabar embargo". Sin pruebas, vamos.