Investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han analizado una variante genética, conocida como CPT1A –exclusiva de ciertos esquimales de Siberia e inuits de Canadá– que hace miles de años permitió sobrevivir a estas poblaciones del Ártico. Dicha enzima les servía para procesar mejor las dietas altas en grasas y poder sobrevivir en climas fríos.
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