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La nueva "mili": Talent Shows como nueva forma de fabricar borregos
Tras el visionado a trozos del programa del pasado miércoles de Master Chef (en el enlace lo tenéis completo), y escuchando el enésimo comentario agrio del superguay cocinero chungo del jurado Jordi Cruz a un concursante, me dio por reflexionar sobre el mensaje que se estaba lanzando desde este tipo de programas. Pongámonos en situación: El comentario vino a cuento de que, por lo visto, dicho concursante estaba tan ocupado en "trabajar su plato" en plena prueba que cometió el enorme error de no saludar (o no hacerle demasiado caso) al afamado cocinero Ramon Freixa. (El momento de la bronca lo encontraréis en 1:30:15). Podéis judgar el momento al que se refiere Jordi Cruz (es el 1:04:48), fijaos en la cara de concentración y de total abstracción del concursante, más preocupado de sacar su plato a toda velocidad que de, quizás, ser más educado con el chef. Podría justificarse y hasta entenderse esa falta de mayor atención del concursante a los nervios del momento, estar pensando en que el reloj corría rápido (y tenían que sacar un buen montón de tapas para la prueba e iba retrasado) y, de hecho, lo que le dicen es que tiene que rehacer todo el trabajo hecho hasta ese momento. Entonces, pensad, ¿que ha fallado exactamente para que Jordi le abronque de esa manera durante la valoración de toda la prueba (que, de hecho, le llevó a la prueba de eliminación)? Pues, en realidad, que apenas ha venerado a este dios de la cocina o, si lo preferís, que apenas se ha cuadrado delante del general más condecorado de la sala. Y por aquí van un poco los tiros...
Este programa (y otros similares) han transformado el proceso de aprendiz de cocina en chef en algo parecido a un adiestramiento militar y al concurso a lo más parecido a "hacer la mili". Obedecer, ser educados frente a los jefes y ser aleccionados lo más humillante y, en ocasiones, injustamente posible. Y si no, que se lo digan al concursante del León come gamba, que tantas bromas ha generado. Es evidente que, tras esto, subyace la idea de que hay personas que hay que tratar como un ser superior, hasta el punto de requerir atención máxima y veneración en cualquier momento. Hay gente válida que está arriba y tú, joven mortal, debes de luchar duro para llegar algún día siquiera a rozar las faldas de los dioses. Y sí, dicen que también es disfrutar de la cocina, pero yo veo un programa en el que también se valoran cosas que no son cocina, y que desprende aroma a cierto ambiente marcial ("no has ayudado al compañero en momentos de dificultad", "te sobra soberbia" "-hay que gritar bien alto cuando hable -SI CHEF"). Nada del aire de tranquilidad, alegría y buen rollo que desprendía, por ejemplo, Arguiñano en su programa de toda la vida.
Y no olvidemos que la mili no era "sólo" para poder preparar a todo ciudadano para la guerra (igual esa fue su primera intención), sino que se mantuvo años después, durante la democracia (hasta bien entrados los años noventa, siendo AZNAR el que profesionalizó el ejército) como forma de enseñar disciplina al pueblo, convertir al chico en un "hombre" (en su sentido más rancio). Pero, en realidad, si para algo sirvió la mili fue para separar a la población entre los que amaban el sistema (los militares "de vocación"), los que les daba igual como estaba el sistema y no querían follones (los que iban a la mili "por inercia"), los que se escaqueaban haciéndose "objetor de conciencia" por no querer tener que ir a un sitio donde le digan lo que tienen que hacer (dentro de los que entrarían lo que ahora se le ha dado por llamar los "ninis" o pasotas del sistema) y los que realmente estaban en contra del sistema y eran verdaderos objetores o incluso insumisos.
Bueno, ahora os digo: ¿Os imagináis a quién de todas esas personas votaría al PP o a VOX, quién al PSOE, quién a UPyD o Ciudadanos, quién no votaría o votaría en blanco y quién votaría a IU, PCE o PODEMOS? Pensad, por un momento, qué es lo que quiere el sistema quitar de la cabeza a la gente: Que piensen tanto en los problemas de su país. Y, ¿de qué forma lo hacen aquí? Con un formato televisivo, llamado Talent Show, en el que adoctrinamos a la gente a saber obedecer siguiendo unas instrucciones precisas, reduciendo la imaginación hasta el mínimo, en una ilusión de creatividad marcada por unas pautas, castigando al que se creyó libre de crear para humillarlo públicamente por intentarlo. Creando así un ejército, un ejército perfecto de borregos que, además, van a consumir a tope - y fomentar el consumo a su vez. Y, con suerte, alguno de ellos pasará a ser el siguiente oficial condecorado (con estrellas), capaz de sacarse de la manga una "reinvención" de una hamburguesa de McDonalds y presentarla como si fuera un plato gourmet. Y la gente irá a probarla como si realmente comiera una esquisitez. Objetivo cumplido.
Puede que sean paranoias mías y nada de esto tenga sentido, pero sigo siendo libre de pensar lo que quiera... o eso creo. Al fin y al cabo, acabé viendo el programa.
Este programa (y otros similares) han transformado el proceso de aprendiz de cocina en chef en algo parecido a un adiestramiento militar y al concurso a lo más parecido a "hacer la mili". Obedecer, ser educados frente a los jefes y ser aleccionados lo más humillante y, en ocasiones, injustamente posible. Y si no, que se lo digan al concursante del León come gamba, que tantas bromas ha generado. Es evidente que, tras esto, subyace la idea de que hay personas que hay que tratar como un ser superior, hasta el punto de requerir atención máxima y veneración en cualquier momento. Hay gente válida que está arriba y tú, joven mortal, debes de luchar duro para llegar algún día siquiera a rozar las faldas de los dioses. Y sí, dicen que también es disfrutar de la cocina, pero yo veo un programa en el que también se valoran cosas que no son cocina, y que desprende aroma a cierto ambiente marcial ("no has ayudado al compañero en momentos de dificultad", "te sobra soberbia" "-hay que gritar bien alto cuando hable -SI CHEF"). Nada del aire de tranquilidad, alegría y buen rollo que desprendía, por ejemplo, Arguiñano en su programa de toda la vida.
Y no olvidemos que la mili no era "sólo" para poder preparar a todo ciudadano para la guerra (igual esa fue su primera intención), sino que se mantuvo años después, durante la democracia (hasta bien entrados los años noventa, siendo AZNAR el que profesionalizó el ejército) como forma de enseñar disciplina al pueblo, convertir al chico en un "hombre" (en su sentido más rancio). Pero, en realidad, si para algo sirvió la mili fue para separar a la población entre los que amaban el sistema (los militares "de vocación"), los que les daba igual como estaba el sistema y no querían follones (los que iban a la mili "por inercia"), los que se escaqueaban haciéndose "objetor de conciencia" por no querer tener que ir a un sitio donde le digan lo que tienen que hacer (dentro de los que entrarían lo que ahora se le ha dado por llamar los "ninis" o pasotas del sistema) y los que realmente estaban en contra del sistema y eran verdaderos objetores o incluso insumisos.
Bueno, ahora os digo: ¿Os imagináis a quién de todas esas personas votaría al PP o a VOX, quién al PSOE, quién a UPyD o Ciudadanos, quién no votaría o votaría en blanco y quién votaría a IU, PCE o PODEMOS? Pensad, por un momento, qué es lo que quiere el sistema quitar de la cabeza a la gente: Que piensen tanto en los problemas de su país. Y, ¿de qué forma lo hacen aquí? Con un formato televisivo, llamado Talent Show, en el que adoctrinamos a la gente a saber obedecer siguiendo unas instrucciones precisas, reduciendo la imaginación hasta el mínimo, en una ilusión de creatividad marcada por unas pautas, castigando al que se creyó libre de crear para humillarlo públicamente por intentarlo. Creando así un ejército, un ejército perfecto de borregos que, además, van a consumir a tope - y fomentar el consumo a su vez. Y, con suerte, alguno de ellos pasará a ser el siguiente oficial condecorado (con estrellas), capaz de sacarse de la manga una "reinvención" de una hamburguesa de McDonalds y presentarla como si fuera un plato gourmet. Y la gente irá a probarla como si realmente comiera una esquisitez. Objetivo cumplido.
Puede que sean paranoias mías y nada de esto tenga sentido, pero sigo siendo libre de pensar lo que quiera... o eso creo. Al fin y al cabo, acabé viendo el programa.
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