A los pobres hazteorieños los medios los tienen fichados como ultracatólicos, cuando no son más que católicos, gente que trata de ser coherente con las ideas generales que la Iglesia tiene respecto a como deben ser los individuos, la familia, el sexo, etc y que ofrecen su tiempo en trabajar por hacer llegar esas ideas al resto de la sociedad. Y no vemos que los curas sean etiquetados como "ultracatólicos" por dedicarse a tiempo completo a lo mismo y decir las mismas cosas que dicen los hazteorieños. En todo caso se nos dirá del clero que se encuentra en posiciones "conservadoras" o actitudes "aperturistas", pero no tanto que hay gente "ultracatólica" en la jerarquía, aunque la doctrina que siguen los "ultracatólicos" no es otra que la de la Iglesia. Eso es porque tenemos claro que la Iglesia es una cosa muy ultra, así que sabemos porqué sería redundante llamarlos ultracatólicos.
Dejando aparte oscuras organizaciones afines el discurso público de los hazteoireños no parece muy violento, no van por ahí organizando marchas atemorizantes, ni propagan sus ideas a base palos. Es cierto que les complace montar extrañas performances gore pero la mayoría de las veces hacen "activismo de clic" como haría cualquier grupo posmoprogre. Bien, fletar un autobús con propaganda con el fin de decirles a los niños cómo tienen que ser según el catolicismo parece muy "ultra", pero no es algo que muchos niños no se encuentren en sus familias y en las escuelas privadas y concertadas de toda España, con el agravante de que un autobús naranja, y los marcianos que se puedan bajar de él, son elementos circunstanciales y ajenos a los niños, no las figuras de autoridad que en la escuela les lavan el cerebro (#32) en los mismos términos.
Vale, escrachar médicos y coaccionar a usuarias de clínicas donde se realizan abortos parece muy "ultra" pero a lo mejor es la acción menos violenta y más inoperante que se puede adoptar ante el llamamiento de la Iglesia a acabar con el "genocidio de los abortos". Si te encuentras delante de un genocidio lo lógico es ponerse con urgencia a combatir los mecanismos que lo hacen posible con todos los medios que tenga uno a su alcance, bien sean medios políticos, palos con clavos o santas granadas de mano de Antioquía. Protestar ante un edificio y repartir fetos de goma es una mala emulación del activismo flowerpower más inútil, le amargas la vida a algunas mujeres y de paso te llevas unos cuantos odios de todo el mundo, pero es poco "ultra" si estas pensando en los términos que usa la Iglesia y con los que te lavaron el cerebro en la escuela.
Lo que ocurre es que contrastamos a estos activistas laicos con el católico de bautizos, bodas y fiestas, el "católico no practicante" que no sigue sus principios, ni se mueve por sus ideales, el que como máximo te saca de procesión a la Virgen de la Viña y luego te cuenta cosas sobre su karma (el de verdad, no el karma de Menéame) o sobre su anterior vida en forma de reina del Egipto faraónico. Pero la Iglesia no contempla el preservativo o la reencarnación. Sin embargo a semejante desmadre de sincretismo y desinterés por la doctrina todo el mundo lo llama ahora "catolicismo", ese se ha convertido en "el catolicismo sensato" que diría cierto partido, mientras que la actitud evangélica que trata de llevar a la sociedad la doctrina de la Iglesia le hemos puesto el nombre de "ultracatolicismo". No hace falta ese término, el catolicismo ya es bastante ultra.