El momento concreto de alquilar una oficina para dar entidad y corporeidad a nuestro negocio siempre es emocionante. Lo cierto es que, cuando creamos una empresa, esa empresa todavía es pequeña, y nos tenemos que adaptar a una serie de recursos económicos, a un porcentaje ínfimo de subvenciones estatales o a pequeños créditos online en el acto que usaremos para cubrir todos los aspectos necesarios del negocio.
Aun así, siempre es emocionante ver cómo nuestra idea poco a poco va cobrando forma. Imaginarnos cómo reformaremos la oficina alquilada es un ejemplo de ello.
Lo importante a la hora de alquilar una oficina no es solo tener en cuenta los metros cuadrados de espacio, la distribución de las áreas interiores y su ubicación exacta en el contexto de la calle o la avenida en la que se encuentre. También es importante el precio total.
Alquilar un local pequeño y modesto en nuestros inicios empresariales es esencial si queremos gestionar de manera correcta nuestro dinero, pero de poco sirve si el precio del alquiler es demasiado elevado para lo que la oficina en sí ofrece.
Por otro lado, puede que no tengamos en cuenta qué condiciones son las ideales para decidir si, con independencia del precio, la oficina que hemos encontrado es perfecta para establecer nuestra base de operaciones. Para empezar, tenemos que tener presente el número de empleados y empleadas iniciales que vamos a necesitar.
Aunque eso depende de cada prototipo de negocio, por lo general la cifra media oscila entre los dos y los tres empleados, cada uno de los cuales cubrirá un aspecto importante de la empresa. El espacio común de la oficina debe ser lo bastante grande como para incluir tres escritorios con sillas y equipo informático para esos trabajadores.
Por otro lado, la oficina debe tener, como mínimo, dos habitaciones, ya que nosotros, como dueños del negocio, necesitamos un despacho. Si es lo bastante amplio, podemos invertir préstamos en el acto para adquirir una mesa redonda o rectangular, silla, pizarra y proyector, estableciendo así una sala de juntas.
Añadiendo baños y cocina, no necesitamos mucho más para nuestra primera oficina.