La joyería, artefactos que por muchos son codiciados, por otros envidiados y por otros pocos completamente ignorados, resulta que tienen detrás de sí una cantidad de significado y simbología que para muchos es ignorado hasta que se llega un momento de necesidad. Desde collares de diamantes y perlas, pasando por aretes, relojes y un largo etcétera (que suele devenir en todo tipo de lujosos accesorios pero que no se limita solo a estos) la joyería suele usarse como una manera de representar el estatus y el poder de aquel quién usa estas costosas prendas.
Aunque actualmente existen variadísimas maneras de mover y disponer de nuestro dinero, llegando incluso a poder hacer movimientos completamente en línea sin necesidad de que intervenga ninguna representación en físico (un ejemplo de esto son las financieras en línea por las cuales podemos hasta solicitar préstamos rápidos sin papeleos o cualquier otra cantidad de movimientos) lo cierto es que estos sistemas son bastante novedosos en comparación al tiempo que los seres humanos llevamos haciendo transacciones como especie.
En cualquiera de las épocas anteriores se necesitó siempre que las transacciones comerciales de cualquier tipo tuvieran la intervención de la representación física de la riqueza de la parte interesada. Es justo en este punto donde desde tiempos inmemorables ha intervenido la joyería.
Si pensamos en un comerciante o en algún adinerado de tiempos remotos, previo a la existencia de los bancos y estos sistemas virtuales del presente, podemos entender con facilidad la importancia que la joyería tenía para ellos; llevar consigo en un viaje o mudanza sacos y sacos llenos de monedas de oro además de ser poco práctico también representaría un enorme peligro para ellos al volverlos blanco fácil de ladrones y aduaneros corruptos. Para estos era mucho más práctico invertir una enorme cantidad de dinero en una joya de altísimo valor que pudiese representar ese dinero invertido (probablemente varios sacos grandes de monedas) en algo muchísimo más portable y fácil de ocultar hasta en un bolsillo.
Pensar que este papel como representación de riqueza ha quedado obsoleto es una equivocación común; si bien ahora se trata a la joyería más como una representación del estatus de un individuo las personas parecen olvidarse de que estos accesorios de hecho pueden funcionarles muy bien como un respaldo a la riqueza en determinados casos. No son pocas las circunstancias en las que una o más piezas de joyería pueden ser utilizadas perfectamente como una garantía de pago o como el pago mismo, siempre y cuando el valor de la pieza corresponda.