El alcalde, rabioso porque su gran despliegue de seguridad formado por cientos de policías de todos los colores y de paisano no ha podido evitar esta simpática acción, ordena retrasar el txupinazo, liándola esta vez sí, muy pero que muy gorda, sobradamente gorda. Medios de comunicación y partidos políticos hablan de boicot, pero a muchxs se nos pone una sonrisa en la cara...
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