Cuando se oyen las cifras que han llegado a alcanzar algunos videojuegos (mirad lo que llegó a pagarse por un cartucho de Super Mario Bros) y lo que te pueden costar determinadas consolas en según qué circunstancias, todo el mundo se quiere subir a la ola. Los hay que tienen muy claro a lo que van y otros, que no tiene ni idea de lo que va la vaina. En ambos caso, desvirtúan el mercado, encarecen los precios y propician la especulación.
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