Un estudio realizado por la universidad St. John’s de Newfoundland, en Canadá, revela que el ritmo de la música afecta al pulso cardíaco y a la actividad cerebral. Esto significa que si la canción tiene un ritmo rápido, el conductor tiende a pisar más el acelerador. Por eso, los géneros más recomendados son la música clásica y la pop, ya que ambas cuentan con un ritmo cíclico, estribillos repetidos y no ofrecen una mayor complicación al espectador.
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