Cuando un científico viaja de un lado a otro del mundo en ocasiones se encuentra en situaciones difíciles y pintorescas. Esto ocurre porque muchos de ellos se desplazan a menudo a congresos o laboratorios en otros países y en sus maletas llevan cosas que hacen arquear mucho las cejas a los guardias del aeropuerto. El periodista Ed Yong recopilaba hace unos días en The Atlantic algunas curiosas anécdotas relacionadas con el material que llevan los científicos en sus viajes. Hemos preguntado a los investigadores españoles por sus historias.
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