Una de las nobles verdades, que dirían los budistas, que más hondo me ha calado, es aquella tan bien representada en la película mil veces mencionada en este blog, Matar a un ruiseñor, y es que sin importar el mal, el crimen y el horror que veamos a nuestro alrededor, sólo si nos mantenemos firmes en hacer lo correcto, podremos salvarnos a nosotros mismos y a la vez ser el ejemplo que tarde o temprano los demás querrán imitar.
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