La bandera y el himno sirven hoy en día poco más que para distinguir a las selecciones nacionales en las competiciones deportivas que en el mundo son, metáforas incruentas de las guerras de antaño. Pero hace apenas dos generaciones (recordemos que el de Normandía tuvo lugar hace “sólo” 70 años), los estados utilizaban estos símbolos para al menos dos cosas: 1. Insuflar sentimiento patriótico a la población (que, en buena parte, ni siquiera sabía a qué rey servía) y 2. Acojonar al enemigo.
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