La investigación sobre el fallecimiento del recién nacido John Ghanem, en julio de 2016, ha determinado que fue un error médico el que provocó la muerte del bebé en un hospital de Sidney, Australia. John murió apenas una hora después de nacer cuando los médicos le administraron 'gas de la risa' en vez de oxígeno. Al parecer, las tuberías de los gases del hospital habían sido mal etiquetadas lo que llevó al error que acabó con la vida de este bebé y dejó a otro niño con daño cerebral.
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