Yuki, una gata persa de una familia del Opus Dei, se ha mostrado confusa esta mañana durante el trayecto hacia el centro veterinario al no entender por qué la esterilizan a ella. La gata, de once meses, está convencida de que está sufriendo una injusticia y espera que al menos uno de sus más de diez dueños intervenga antes de que sea demasiado tarde.
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