Un placer puede parecer muy pequeño: comer con amigos, darse un baño, caminar descalzo sobre la hierba, ver como se desliza una gota de lluvia en el cristal, hablar con tu abuelo, mirar fotos antiguas, y al final, esos placeres serán todo menos pequeños. Si les damos la importancia que se merecen, esas experiencias pueden contarse entre las más emocionantes y satisfactorias que podamos tener.
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