En un típico caso de «es un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo» nos encontramos con la labor de Kevin Schmidt, que en el vídeo se sube a la antena de una emisora de televisión a la nada despreciable altitud de 1.500 pies –unos 460 metros– para reemplazar la bombilla que las ilumina por la noche – no vaya a ser que algún avión, paracaidista u artefacto volador pase por allí cerca.
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