La rueda, el tenedor, el retrete o la bombilla son algunas de las invenciones que el humorista pone en duda con no poco cachondeo; pero es en el último gag cuando la ironía alcanza su cénit. En la escena de cierre, un hombre intenta vender FTX a David afirmando que "es una forma sencilla y fácil de introducirse en las criptomonedas", a lo que el bueno de Larry contesta "Nah, no lo veo. Y yo nunca me equivoco con estas cosas. Nunca".
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