Así fue como descubrí que el manspreading es lo que de toda la vida se ha llamado desparramiento, con el matiz de que el extranjerismo alude exclusivamente a la variante que se practica en asientos públicos, dando como resultado sendas opresiones a las mujeres ubicadas a derecha e izquierda del sujeto opresor. Espera un poco, pensé nada más leerlo. ¿Mujeres? ¿Por qué mujeres? Muchos hombres, como yo mismo, llevamos toda nuestra vida sufriendo esta clase de despotismo subyugante sin saber siquiera que tal cosa tenía un nombre.
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