Hace unos años la compré en Blu-Ray, que ahora me ha servido de fuente para este texto, y la volví a ver. Lo que más me impactó en su revisión adulta fue la frase que la señora Banks dice a su marido al final de la película: "Que bien que no te hayas tirado al río, cariño. Qué bueno eres". Y darme cuenta de que, hasta ese día, no había entendido de qué iba el archiconocido musical, que esta mágica niñera no tenía que ayudar a unos niños sino a un egocéntrico padre.
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