Supongo que debido a las películas americanas la imagen del abogado de oficio es absolutamente peyorativa, una figura denostada que en la mayoría de argumentos ha decidido meterse en el mundo del derecho después de trabajar durante 18 años en una pescadería. En otras palabras: tendrías más posibilidades de ganar tu caso si un chimpancé te representara. En tal sentido hay una vieja anécdota que refleja este sentir.