A todos nos gustaban los helados de cinco duros pero nadie querría llevar la vida de las madres de entonces. Ahí está la trampa de la nostalgia: éramos felices porque las mujeres iban de casa al trabajo y del trabajo a casa y les daban las tantas programando la comida y la cena del día siguiente. Alguien dirá que en su entorno no era así, que su madre tuvo siete hijos y estudió dos carreras, que trabajó como arquitecta de día y artista de cabaret los fines de semana y que no se quejaba nunca, en contraste con las mujeres de ahora, que no hay qu
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