Aunque Pn0gstr0m comienza como el Pong de toda la vida, pronto se vuelve algo salvaje e indómito cual caballo de las llanuras. Cada raquetazo divide la pelota en dos, un crecimiento exponencial más difícil de gestionar que los residuos del uranio. Aquello se mantiene dentro de un orden porque algunas pelotas se pierden –y son puntos para el adversario– pero las que se mantienen para colmo se van acelerando.
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