Para gustos, colores. O sabores. Allá cada cual con su paladar. Aquellos osados que someten sus papilas gustativas, sin piedad alguna, a los más picantes sabores del planeta; quienes se atreven con las mezclas más bizarras para no dejar de sorprenderse y, de paso, manchar la porcelana como auténticos mirlos; o aquellos otros que se atreven con brebajes más repugnantes y salvajes: leche y birra, zumo de queso, el deshonesto Champín o la Coca-Cola con sabor a ajo. ¿Por qué no? Este último elixir, solo apto para estómagos de acero, es la famosa J
|
etiquetas: curiosidades