Hay muchos filmes malos, pero ninguno lo es tanto como para resultar brillante. Una obra de arte tan 'kitsch' e involuntariamente divertida que durante su promoción su creador dejó de venderla como drama para hacerlo como comedia. Sucesora del espíritu de Ed Wood, es un desastre que alcanza lo sublime. Ideal para contemplar junto a unos amigos y en versión original
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