Recientemente he enviado a la cola las estadísticas de consumo de material pornográfico de una conocida web que lleva varios años publicándolas anualmente. Como era de esperar, el envío se ha descartado de inmediato.
Supongo que tendrá que ver con el punto 2 de las normas: El usuario se abstendrá de escribir y enviar enlaces difamatorios, racistas, obscenos, pornográficos, ofensivos, que promuevan el odio racial, étnico, religioso, homófobo o de género, de violencia explícita o incitación a la violencia, que afecten a la privacidad y/o derechos de la infancia.
No llego a comprender el porqué. Las estadísticas no son obscenas ni difamatorias, no afectan a la privacidad ni derechos de la infancia, no son homófobas ni promueven odio y, lo más importante, ni siquiera son pornográficas. Son números.
No comparto el cierre del envío. Este tipo de cosas nos ayudan a comprender qué hacemos en Internet y cuándo lo hacemos, en qué cantidades y con qué fines (que si miráis las estadísticas, es posible que os sorpendáis de que no son tan evidentes como cabría esperar) y, en definitiva, a comprender mejor nuestra cultura y las diferencias con las del resto de países. Hay noticias mucho más obscenas en portada, a diario.
Os animo a verlas, están bastante detalladas y, a mi juicio, curiosas. Las encontraréis fácilmente en cualquier buscador.