Cuando Ucrania se convirtió en un estado independiente en 1991, el país heredó un tercio del arsenal nuclear de la Unión Soviética, convirtiéndose instantáneamente en la tercera potencia nuclear más grande del mundo. Pero Kiev finalmente llegó a un acuerdo con Rusia y las potencias occidentales para deshacerse de esas armas mientras la comunidad mundial buscaba limitar el número de potencias nucleares. A cambio, Ucrania recibió garantías de seguridad de Rusia y otros a través del Memorando de Budapest de 1994.
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