El Tribunal Militar Central considera que el suboficial cometió una infracción grave por faltar al respeto a los ciudadanos. En la barra, estaban colocados unos carteles donde se explicaba que no se podía servir en ella, dichos avisos fueron arrancados y arrugados por el suboficial sin el consentimiento del responsable del establecimiento. Se dirigió a la camarera y le pidió su documentación y su contrato de trabajo “en términos y volumen de voz que asustó a la misma, quien se encontraba en perfecta situación reglada”
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