Estoy acostado bajo el milenario aceríneo cómo todas las tardes que tengo tiempo libre. Contemplando el vasto campo que hay alrededor, viéndolo todo, pensando en nada.
De pronto un pensamiento fortuito recorre mi cabeza, esa chica, si, esa que he visto un par de veces y casi no se nada de ella. Lo único claro que tengo es su nombre y su aspecto. Sé lo suficiente para crearme una imagen mental de su personalidad, sus metas en la vida y sus deseos más profundos.
No puedo quitármela de la cabeza, mi mente está ocupada solo reflexionando sobre ella, en una posible vida juntos, en conocerla y compartir todos nuestros más íntimos secretos. En ser un solo ser y vivir juntos, originar recuerdos placenteros de nuestra vida juntos. Cuando pasen los años poder rememorar esa vida que hemos compartido juntos.
Son solamente ilusiones, pero me mantienen entretenido mientras estoy acostado a la sombra de este gran árbol. Creer que en un futuro podría ser feliz me ayuda a soportar esta vida, creer que dando un paso valiente y expresando mis sentimientos de una forma clara y sincera puedo cambiar mi vida por completo.
Ya está oscureciendo y es hora de que vuelva a mi casa con mi esposa.