Tan pronto un gladiador caía muerto a la arena tras ser degollado, por haber recibido el veredicto de iugula, varias personas se abalanzaban sobre su garganta abierta y comenzaban a chuparle la sangre. Los epilépticos de la antigua Roma recurrían a esa práctica pensando que así sanarían. Lo cuenta Alfonso Mañas en 'Gladiadores, bestias y condenados' (Almuzara)
Comentarios
Lo dices de broma, pero los grandes gladiadores eran bastante solicitados por respetables matronas que buscaban un Hércules empotrador
#1 como dice #2, parece ser que los pitos de los gladiadores estaban en demanda
Vamos que se hinchaban a follar
Y alguno habría que le chuparía el pito para curarse de la impotencia, pero quedaría feo en los artículos de historia