Pocas veces se habla de la masturbación femenina en la antigüedad, como si no hubiera existido y fuese una manifestación exclusivamente de la actualidad. Sin embargo, las mujeres se han masturbado desde siempre y tanto como los hombres. Aunque ellas, ya sea por la concepción pecaminosa que las religiones atribuían a la masturbación, ya sea por las moralidad estricta que exigía la pureza de las mujeres, como en la época victoriana, lo mantuvieran en silencio. Pero con frecuencia, fue su única fuente de orgasmos.