"No creo que el oficio artesano de fabricar bebidas espirituosas pueda sobrevivir sin que alguien hackee el proceso". Esto, que a los expertos y amantes de los vinos, whiskys o rones envejecidos durante años en barrica les sonará casi a sacrilegio, fue lo que llevó a Bryan Davis a buscar una forma de reducir los tiempos necesarios para fabricar bebidas de calidad. En 2009, puso en marcha en California Lost Spirits, un proyecto dedicado a analizar la química del envejecimiento en barrica con el objetivo de llegar a controlarla.
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