Todo empezó en el año 2009 cuando Jorge construyó una casa a las afueras de la ciudad. Se acordó que en la universidad, donde se graduó como ingeniero agroforestal, le habían dado una clase de energías renovables. Así que decidió poner a funcionar al menos una bombilla con la luz del sol. Como es inquieto por naturaleza buscó un curso para hacerlo él mismo, y asistió durante tres días a unas clases en las que no aprendió nada. No se rindió y buscó más cursos. Gastó mucho dinero en ocho capacitaciones entre Bogotá y Barranquilla.
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