El MIT desarrolló un sistema de desalinización impulsado por energía solar. Al aumentar la luz solar durante el día, intensifica la desalinización, adaptándose automáticamente a fluctuaciones repentinas en la intensidad de la luz, maximizando el uso de energía solar disponible, producciendo mucha agua potable, incluso en condiciones climáticas variables. A diferencia de otros sistemas de con energía solar, no requiere baterías ni red eléctrica. Aprovechó 94% de la energía eléctrica de paneles solares y produjo hasta 5.000 litros de agua al día.