Albert Libertad, en L'anarchie. 13 de abril de 1905.
"Parece que ha llegado el momento de poner en circulación un órgano anarquista. Tal vez estemos equivocados.
Romper de golpe con las ideas recibidas de la humanidad. No ser el oportunista que los sigue, ni el idealista que construye en la isla de Salente o en la tierra de la utopía; querer vivir y tener el orgullo de querer vivir, no en los caprichos de un loco neurótico, sino estando de acuerdo con los conocimientos científicos actuales, la mejor higiene, la mejor economía, esto puede parecer todavía una obra prematura.
No somos libertarios, liberales. Un hombre dijo una vez: "La libertad del hombre puede llegar hasta donde llegue su poder, lo que no significa que tenga derecho a hacerlo.
Esto es lo que pensamos.
En todos los lados, en todo momento, en el medio revolucionario, se escuchan estas palabras: "Yo sí soy libre. ¿Libre para beber absenta o alcohol, libre para violar al prójimo, libre para trabajar diez o doce horas o para embrutecer la mente; libre para ser vago, para ser gendarme o para ser rentista si se tiene el poder?
La cuestión es si esta libertad y este poder se corresponden con el mayor desarrollo de la individualidad humana.
No queremos disminuir la libertad del individuo, ya que trabajamos, por el contrario, para aumentar su facultad de poder, pero queremos que el hombre sea dueño de sí mismo en todo momento, que sea capaz de prever el minuto presente y los minutos venideros.
Consideramos al hombre como una máquina de la que debe obtener el máximo de trabajo, es decir, de disfrute. Que se sepa que el mecánico que quema su caldera para llegar a la etapa está haciendo su último viaje.
Dejemos que los hombres tengan la libertad de hacer todo, pero que sepan a dónde les lleva cada libertad, y que sólo después de sopesar los pros y los contras se decidan a actuar.
Dibujemos en nuestro cerebro, en líneas bastante precisas, aunque no definitivas, el boceto de la existencia que queremos vivir y entremos en lucha inmediata con las fuerzas contrarias.
Tengamos claro que destruir la Bastilla es una obra mediocre, si conservamos en nosotros la idea de reivindicación que la hará reconstruir, en un estilo moderno, sin embargo; que la autoridad que emana de una sola persona no es más peligrosa que la que emana de una aristocracia o una democracia. El zarismo o la república son para nosotros gobiernos equivalentes. La libertad de un pueblo es la escala que muestra la mentalidad de los individuos que lo componen, y no la forma del Estado.
La lucha que emprendemos es una lucha contra los individuos, no es contra el gobierno o los representantes elegidos que estamos luchando, eso es infantil, es contra los electores; así procedemos en todo orden de ideas.
Sí, es contra las ovejas, las ovejas de Panurge, que nos volvemos, contra el hombre que vota, que se afilia a un sindicato, que se casa; cuyo cada paso, cada gesto está trazado, no por su propia experiencia, ni siquiera por la de sus amigos o de individuos con intereses paralelos, sino por la autoridad religiosa, patronal, sindical, gubernamental, es decir, por la síntesis de su ignorancia particular.
Somos anarquistas, es decir, estamos en contra de toda autoridad subjetiva, venga de donde venga, y sólo apoyamos la autoridad objetiva en nuestro detrimento.
La idea de Dios, del honor, de la patria, las leyes, los reglamentos son autoridades subjetivas, es la ignorancia, al hacer valer la fuerza del pueblo sobre ellas, la que las hace objetivas, y es contra ella que lucharemos.
Hoy, no mañana, en el minuto presente, se está formando un mundo anarquista, compuesto por individuos que sólo obedecen a la fuerza objetiva.
Se ha dejado correr el lugar común: "Sólo los anarquistas que murieron por la causa eran verdaderamente anarquistas". Hay quien vive, quien quiere vivir más y más, en lucha por el mayor desarrollo de su individualidad.
Los reformistas, los socialistas, los revolucionarios sobre todo, los oportunistas, los idealistas, los rompe muros con cabeza, no tendrán cabida aquí.
Esta hoja quiere ser el punto de contacto entre quienes en todo el mundo viven como anarquistas, bajo la única autoridad de la experiencia y el libre examen. "
FUENTE: Non Fides
Traducido por Jorge Joya
Original: www.socialisme-libertaire.fr/2015/06/aux-anarchistes.html