Este es un extracto de un artículo de CrimethInc sobre la alianza entre las fuerzas militares y policiales del Estado y la extrema derecha.
Las dos caras del fascismo
Durante años, la Policía de Portland y el Departamento de Seguridad Nacional han trabajado con organizadores fascistas y de extrema derecha para coordinar sus manifestaciones y facilitar su violencia contra los contramanifestantes antirracistas y antifascistas, así como contra el público en general. En junio de 2018, el DHS trabajó directamente con el líder de extrema derecha Joey Gibson para planificar una manifestación en el centro de Portland durante la cual se permitió a los fascistas atacar a los contramanifestantes con impunidad. A principios de 2019, salieron a la luz los textos entre Gibson y miembros de la Oficina de Policía de Portland, que revelaron que la policía estaba alimentando a Gibson con información, haciéndole saber cuándo sus colegas que estaban en libertad condicional debían pasar desapercibidos, y le informaron con antelación sobre eventos y actividades antifascistas. La policía no se enfrentó a ninguna consecuencia por ello.
Ya en 2017, cuando el fascista Jeremy Christian asesinó a dos personas tras asistir a una concentración de extrema derecha en Portland, nos vimos obligados a publicar este cartel que explica cómo los fascistas y la policía de Portland trabajan juntos.
Nadie viene a salvarnos
Por ahora, Trump y sus partidarios están haciendo grandes esfuerzos para justificar la intervención de los agentes federales en Portland, hasta el punto de que el gobernador de Oregón le ha acusado de intentar simplemente hacer "un truco electoral." Pero si esto se normaliza, un día, el Departamento de Seguridad Nacional y otras agencias federales intervendrán en todo el país de forma habitual, sin necesidad de justificación: atacando y lesionando permanentemente a los manifestantes, secuestrando a los activistas en coches sin marca y reprimiendo la protesta con fuerza letal si es necesario. Trump no es solo un demagogo sin escrúpulos; está poniendo a prueba el equilibrio de poder en nombre de toda la clase dominante, tratando de averiguar cuánto pueden salirse con la suya.
La brutalidad del DHS y la policía de Portland ilustra por qué la gente se rebeló en respuesta al asesinato del George Floyd en primer lugar. No se trata de que el gobierno o la policía rindan cuentas ante nosotros. La única manera en que podemos ganar ventaja sobre ellos es volviéndonos ingobernables, haciendo imposible que mantengan su economía funcionando a nuestra costa. La respuesta no es solicitar a las autoridades normas más estrictas que rijan la intervención estatal y federal -una empresa condenada al fracaso- sino deslegitimar a todas las fuerzas de opresión, desde el nivel federal hasta el local, y organizarnos juntos para hacer imposible que nos gobiernen.
Un manifestante en Portland la noche del 16 de julio.
Aunque actualmente parece poco probable que Trump pueda lograr un consenso entre la clase dirigente para mantenerse en el poder -democráticamente o no- durante cuatro años más, es cierto que los merodeadores que conforman su administración no tienen prisa por perder su control sobre las riendas del Estado. A medida que las grietas dentro de la clase gobernante se amplían junto con los abismos de toda nuestra sociedad, algunos de ellos pueden estar legítimamente preocupados de que podrían compartir el destino de aquellos de los socios más cercanos de Trump que ya han sido declarados culpables de crímenes. Si el despliegue del DHS contra los "anarquistas violentos" le va bien a Trump, pasará a sus siguientes adversarios, y la balanza de poder puede empezar a cambiar a su favor.
En lugar de imaginar que las elecciones y el "estado de derecho" nos protegerán de la tiranía, debemos entender cómo la representación y el derecho están vinculados a la perpetuación de las instituciones a través de las cuales los tiranos como Trump gobiernan. La única razón por la que tenemos elecciones o derechos en primer lugar es que nuestros predecesores lucharon una revolución y luego una sangrienta guerra civil. La obra de liberación que ellos empezaron sigue esperando a que la terminemos hoy.
Por un mundo sin policía.
Traducido por Jorge Joya
Original: robertgraham.wordpress.com/2020/08/01/crimethinc-the-two-faces-of-fasc