Emancipación libertaria: ¿Un objetivo o una forma de vida? - Thyde Rosell

"Primero hacemos lo que podemos. Estamos sometidos a la familia, a la escuela, al barrio. La imaginación, la creación y los sueños son demasiado accidentales y marginales para ser una realidad. Y entonces la revuelta retumba. La preocupación mordisquea las proyecciones. La impotencia gana terreno. ¿Quién soy yo? ¿A dónde voy? Y sobre todo, ¿para qué?

Algunos encajan en el molde: una cuestión de supervivencia. Otros se dejan llevar por el pesimismo y aceptan la inevitabilidad del mundo tal y como es. Algunos se lanzan a una revuelta construida, a un rechazo organizado, a la creación de otro futuro. Son un puñado, y llevan años dándose cabezazos contra las paredes. Son los derrotados. Pierden luchas. Se quedan sin voz por haber gritado demasiado su rabia, por haber dicho demasiado sus esperanzas. Estos pequeños seres humanos creen que están superando la globalización de la injusticia social a través de movimientos colectivos, rasgando el velo del pensamiento único a través de publicaciones confidenciales, reiterando frágiles agit-prop y desvaneciéndose en la indiferencia general. ¿Son los pequeños hijos de Sísifo? ¿Son los tontos gentiles del Edén revolucionario del siglo XIX?

Y si nunca viven plenamente sus sueños, ¿por qué persisten en esa deseada y reclamada marginalidad?

Simplemente para ser ellos mismos, para actuar en el mundo, para no ser una oveja o un objeto todo el tiempo... ¡para ser simples pequeños humanos! 

¿Emancipación y/o fin de la opresión?

¿Acaso la emancipación no es construirse a sí mismo entre los demás, tender a la aceptación de las diferencias interpersonales para igualarlas socialmente?

La emancipación de la persona no es a-histórica. Se basa en el pasado, analiza el presente y construye un futuro más aceptable en el presente y en todos los lugares. Esta concepción de la revolución es humilde. No niega las alienaciones ni las dificultades para estructurar unas relaciones humanas más igualitarias. Globaliza la lucha, los medios y la perspectiva. Esta conciencia de la necesidad de una revolución permanente en las relaciones humanas ya no se convierte en un objetivo a alcanzar quizás un día u otro... sino en un medio de desalienación.

Aprehende a la persona en lo que vive, en lo que desea y por lo que la ha construido... Ya no es una cuestión de humanidad filosófica, de un ser futuro por inventar... Del buen salvaje al Gran Hermano: el tema revolucionario está irremediablemente superado. Aquí y ahora, tú y yo, nosotros y ellos tenemos que lidiar con la vida, tenemos que vivir los sueños para construirnos a nosotros mismos. Si ha de haber internacionalismo, es en estos términos que debemos poner la primera piedra. El sometimiento de nuestra emancipación a una futura revolución nos aliena. Permite todo tipo de totalitarismo y pérdida de memoria. Valida el fenómeno de la burocratización. Garantiza así la perpetuación de una sociedad profundamente desigual.

El repliegue sobre sí mismo conduce al populismo, al fin de los ismos o a la gestión sin sentido de múltiples opresiones o incluso a su negación. Este egocentrismo social, impulsado por un reformismo bondadoso, es lógicamente el resultado de una fase de transición ante... No nos engañemos, este fenómeno no está monopolizado por el socialismo autoritario... todas las corrientes revolucionarias (incluidas las libertarias) caen en esta brecha de facilidad: reforma o revolución. Sustituyamos este axioma por la reforma y la revolución aquí y ahora. Esta realpolitik es capaz de reunificar el cuerpo social, de valorar a las personas, de hacer realidad las aspiraciones igualitarias. 

Acercándose a la libertad

Esta aceptación de ser uno mismo entre los demás se opone a una concepción liberal, egoísta y consumista de la sociedad. Ataca las pérdidas sociales provocadas por la globalización. Abre las poblaciones marginadas por el mundo del beneficio. Domina las luchas económicas y muestra compromisos particulares. Lucha contra todos los fenómenos de centralidad: el patriarcado, el racismo, el capitalismo, el Estado. Este rechazo a la fragmentación y la compartimentación va más allá de la acción política, la movilización social o la revuelta. Actriz, autora, creadora, la persona singulariza sus aspiraciones de justicia social socializando sus esperanzas de bienestar personal, personalizando las luchas colectivas... descubriendo nuevas formas de lucha... para reinventar el presente. ¿Quién soy yo? ¿Qué hacer con mi patrimonio social o mi historia? ¿Debo esperar a una revolución copernicana, tanto individual como colectiva, para proyectarme hacia un mundo mejor? ¿Debo invertir mi parte de sueños en un edén libertario o quedarme con los sin techo sociales?

No conformarse con desigualdades o sociedades perfectas porque no tienen historia. Globaliza tus revueltas. Encontrar el sentido de las propias luchas. Este es el trasfondo de una investigación-acción personal. No milito para limpiar mi nombre de una vida cotidiana opresiva. No hago borrón y cuenta nueva de la alternativa en la acción por miedo a mi parte de responsabilidad en la miseria social actual. No trato de pensar de una manera particular para llenar un vacío existencial. Yo, tú, todos somos esto al mismo tiempo... pero al inscribir decididamente la búsqueda colectiva en un camino individual... al globalizar las acciones paralelas... rompemos definitivamente los lazos con las alienaciones habituales que dan ritmo a nuestras acciones.

Esta transversalidad emancipa a la persona porque revela el proceso de opresión en el que evolucionamos. Esta reversibilidad equipa a los grupos en sus luchas. Una comprensión de las competencias, una mejor lectura de las invariantes políticas evitan las trampas del corporativismo y la jerarquía. Más allá de las reivindicaciones, de los estallidos de revuelta, responsabiliza a la gente. Da poder a unos (individuos) y a otros (grupos) recreando la vida cotidiana. La globalización se convierte en un arma de guerra social porque conduce a la reapropiación colectiva e individual de relaciones sociales más igualitarias. 

¿Qué es?

 ¿Qué provoca? ¿Tenemos que esperar a la reaparición de los arándanos para comer normalos? ¿Debemos esperar un futuro mejor para dejar de ser el negro, la muleta, el inmigrante, la mujer, el marica, el viejo o el niño... del otro? ¿Y cuándo dejaremos de contar, de estar sometidos a ello? ¡Qué pequeño Bakunin en una caja! Si me muevo, si pego carteles, si desgasto mis puños en el piquete o arrastro mis zapatos a las manifestaciones, es para gritar mi odio al capital, mi rabia por vivir. La fuerza de los vendedores de acciones, de los hambrientos, de los belicistas, no reside tanto en el arsenal jurídico y policial con el que cubren sus exacciones como en la parcelación de los espacios, la reproducción consensuada de las jerarquías. 

El mundo nos pertenece

Ni hermana pequeña de los pobres, ni maniobra de las frimas corporativistas, los voluntarios de la emancipación social trabajan en primer lugar para ellos mismos. Son los sujetos de su propia investigación, que integran en la comunidad. El yo y el nosotros se combinan para actuar y reflexionar tanto para el futuro como en el sistema relacional presente. Esta tendencia les lleva a analizar la pertinencia de las herramientas organizativas que han forjado o utilizan... ¡pues debería ser así! Y si no queremos ser los tontos de la broma, tenemos que darnos los medios para hacerlo. ¿Lo queremos? ¿Lo deseamos?

Somos los herederos del anarcosindicalismo, los portadores de la transversalidad, del anarquismo social, la hermana de todas las luchas de emancipación y el hermano de todos los sublevados. Y aunque estos encuentros sean escasos, si estos momentos de creación colectiva son excepcionales, merecen la pena. Pruébalo, ya verás. "

Thyde Rosell

FUENTE: Libertarian Library

Traducido por Jorge Joya

Original: www.socialisme-libertaire.fr/2017/11/l-emancipation-libertaire.html