"Queridos lectores, no vean ningún desprecio en la elección de este título, sólo un poco de picardía, un guiño. Muchos piensan que el anarquismo es un ideal político y filosófico asociado al caos y, por tanto, al desorden y la desorganización. En realidad, si se observa con detenimiento, no es así. Asociar el anarquismo con el desorden es una falsificación ideológica e histórica, hábilmente (o deshonestamente, todo es cuestión de punto de vista) difundida por los detractores del anarquismo político, a menudo aquellos que encuentran más fácil imponer su punto de vista a costa del punto de vista de los demás.
Un rápido recordatorio. El anarquismo es un conjunto de ideas que impugnan radicalmente la dominación del hombre por el hombre, en todas sus formas, ya sean políticas, económicas, sociales, culturales... A partir de ahí, el anarquismo político se orienta, en esencia, hacia prácticas antiautoritarias. Para los anarquistas, los modelos organizativos deben necesariamente frenar el apetito de poder y toda forma de deriva autoritaria, para permitir la emancipación colectiva e individual. Como dijo Louise Michel: "El poder está maldito, por eso soy anarquista". Tuerce el brazo del pensamiento unitario. Los diferentes sistemas políticos que existen y han surgido a lo largo de la historia, ya sean monárquicos, oligárquicos, teocráticos, democráticos (y muchos otros) tienen un denominador común: el gobierno de TODOS, ya sea por una persona, un pequeño grupo de individuos o una clase social.
Promover un modelo político unitario es instaurar una norma, una uniformidad y, de hecho, negar la diversidad de aspiraciones, quitar a los pueblos la posibilidad de gestionar sus propios asuntos; el objetivo es la preservación de un poder fuerte que garantice la posición privilegiada de los poderosos. La democracia en la que vivimos es una hermosa ilusión. Políticos y pensadores de todo tipo cantan sus virtudes y la pregonan: ¡¡¡LIBERTAD!!! Es una broma. Si cuestionamos el concepto mismo de libertad en nuestras sociedades, la observación es amarga. El poder es confiscado por una clase política egocéntrica más interesada en su propia perpetuación. Los medios de comunicación están bajo el control de los grandes grupos de prensa, las clases dominantes siguen imponiendo su "diktat" económico a la inmensa mayoría de la población.
Y todo esto ha construido una bonita y sólida camisa de fuerza en nombre de la unidad.
El amigo de la libertad necesariamente gritará FEDERALISMO.
Reconstruir desde la base. La organización federalista libertaria quiere ser un modelo político que parta de la base; es horizontal y rechaza la toma de decisiones de arriba abajo, por lo que hay que deshacerse de los modelos verticales y jerárquicos con responsables distantes, mal aconsejados y demasiado a menudo mal intencionados. Las personas deciden por sí mismas lo que les preocupa en áreas específicas.
La cuestión de las agrupaciones. Así, los individuos pueden agruparse libremente y en igualdad de condiciones, en función de sus intereses convergentes, ya sean políticos (decisiones relativas a las inversiones en infraestructuras municipales), económicos (agrupaciones de productores, normas de ejercicio de un oficio), etc. Estas agrupaciones pueden formalizarse a diferentes escalas geográficas en función de los problemas a resolver. La decisión sobre la ubicación de la futura escuela se tomará en una asamblea de barrio o de pueblo. La decisión sobre el trazado de una carretera "nacional" se hará en consulta a escala de una región más o menos extensa, al igual que el suministro de agua para una cuenca hidrológica.
La proliferación y la creatividad. Los ejemplos citados anteriormente son sólo algunos ejemplos. La fuerza de este sistema de organización reside en que tiene en cuenta las ideas e inventos de todos. Los especialistas son una denominación errónea.
Las personas que se enfrentan a un problema son las más ilustradas para imaginar soluciones duraderas en función de la complejidad de una situación local, por ejemplo; esto no excluye la posibilidad de recurrir a un especialista, sino puramente como asesor.
Dinamismo. El federalismo libertario no es una solución inamovible, es abundante y rica en su arquitectura. Las personas son siempre libres, individual y colectivamente, de agruparse pero también de "desagruparse". La vida cotidiana está llena de novedades, y las soluciones de ayer no son necesariamente las de mañana. Las organizaciones sociales están y estarán siempre en un estado de recomposición constante, de ahí que el marco cambie constantemente.
El anarquismo político siempre nos lleva a reconsiderar la relación entre los modos de organización y la integridad del individuo. O para reexaminar la relación entre libertad y autoridad dentro de un modelo organizativo.
Fe anarquista, queridos lectores, el anarquismo es la máxima expresión del orden, y no hay que ir muy lejos para ver el desbarajuste que pueden hacer los amantes del poder.
Petit brasier
FUENTE: El Puño - Periódico libertario de Amiens
Traducido por Jorge Joya
Original: www.socialisme-libertaire.fr/2021/11/le-federalisme-libertaire.html