A ti que lo produces todo y no tienes nada, que es lo que te dejan los que no producen nada y lo tienen todo.
COMPAÑEROS,
Los hombres que se autodenominan "Partido de los Trabajadores" acaban de enviarnos un manifiesto en el que nos invitan a ir a Bruselas el 15 de agosto para exigir el sufragio universal.
Examinemos la situación con frialdad y sin prejuicios, y preguntémonos:
¿Qué puede hacer el sufragio universal para mejorar nuestra suerte?
A esta pregunta responderemos categóricamente: ¡Nada!
Sí, es cierto:
Considerada en sí misma, no cambiará en absoluto las condiciones sociales que nos aplastan.
Considerada en sus efectos legislativos, garantizará, nos dicen, una reducción de la jornada laboral, un aumento de los salarios, etc., etc. Y es especialmente aquí donde la duplicidad de los que aspiran a gobernarnos ha conseguido distorsionar el juicio de algunos de nosotros, y hacer que atribuyan al sufragio universal una virtud que no tiene.
Es, sin embargo, bastante evidente -incluso si no tenemos en cuenta la evolución de las ideas de las masas sufrientes, que, conduciéndonos necesariamente y en un futuro muy próximo a una conmoción violenta, superará de un salto la evolución parlamentaria- que el sufragio universal no podría en poco tiempo debernos una mayoría;
Los ejemplos de Francia, Alemania, Suiza y Estados Unidos están ahí para demostrarlo.
Y sin una mayoría, ¿qué mejora podemos esperar en nuestra situación? Pero sin embargo, nos dicen, hay países donde hay leyes que protegen un poco al trabajador.
Aquí es donde estalla la mala fe de nuestros aspirantes a diputados: ¿No sabemos, compañeros, que nunca se ha conseguido una ley laboral por medio de los diputados, y que todas esas leyes, por insignificantes que sean, se han conseguido por agitación extraparlamentaria?
El sufragio universal no nos ayudaría en absoluto.
* * *
"Queremos el sufragio universal", dice su manifiesto.
Bueno, ¡no nos importa su sufragio universal!
No nos importa.
Lo que queremos es pan y trabajo para todos.
Queremos poner en práctica los grandes principios proclamados por nuestros padres, los campesinos revolucionarios del 89-'93: no queremos una vana igualdad política, no esa fórmula hipócrita inscrita por la burguesía en sus banderas, y de la que quisieran hacer un ideal de nosotros aún hoy; sino la verdadera Igualdad -el comunismo-, la verdadera Libertad -la anarquía-; y, a través de ésta, la verdadera Fraternidad, es decir, la solidaridad de todos los intereses
¡No más propiedad! ¡No más Estado! Queremos una sociedad que, en palabras de Platón, practique al pie de la letra el viejo proverbio: "Todo es verdaderamente común entre amigos".
Esto es lo que queremos.
Y tomamos para nosotros lo que el llamado partido de los trabajadores dice de sí mismo:
"Luchamos, por nuestro derecho, para obtener justicia, y lo conseguiremos:
"Nada puede detener a un pueblo que quiere algo y lo quiere firmemente".
Recordemos estas líneas de uno de los nuestros, el compañero Kropotkin:
Que nadie venga a decirnos que sólo somos un pequeño puñado, demasiado débil para alcanzar el grandioso objetivo que nos proponemos.
Hagamos un recuento de nosotros mismos y veamos cuántos sufrimos la injusticia.
Los campesinos, que trabajamos para otros y comemos la avena para dejar el trigo al amo, somos millones de hombres; somos tan numerosos que nosotros solos formamos la masa del pueblo. Obreros que tejen seda y terciopelo para vestirse de harapos, también somos multitudes; y cuando los silbidos de las fábricas nos permiten un momento de descanso, inundamos las calles y las plazas como un mar rugiente. Soldados que somos conducidos por la vara, nosotros que recibimos las balas para que los oficiales tengan las cruces y las borlas, nosotros, pobres tontos, que hasta ahora sólo hemos sabido disparar a nuestros hermanos, nos bastará con volvernos para ver palidecer a estos pocos personajes gallardos que nos mandan. Todos los que sufrimos y nos indignamos, somos la inmensa multitud, somos el océano que puede tragarlo todo. En cuanto tengamos la voluntad, bastará un momento para que se haga justicia.
¡Viva la anarquía!
Los grupos anarquistas de la parte de la Humanidad aparcados en la porción de territorio llamada "Bélgica" por los que nos explotan.
¡Viva la Revolución Social!
Ferdinand Monier
FUENTE: Biblioteca Anarquista
Traducción Jorge Joya
Original: www.socialisme-libertaire.fr/2021/01/manifeste-anarchiste.html