"Seguimos con nuestro intachable compromiso pacifista, persistimos en nuestro rechazo a la mayoría de las instituciones establecidas y reafirmamos nuestro profundo desprecio por la ciénaga política. Nuestro ideal no pretende estar supeditado a ninguna empresa política, a ninguna estrategia política, porque si el espantoso velo del neofascismo se va descubriendo día a día, son precisamente los políticos los que deben rendir cuentas al pueblo. No corresponde a los que trabajan en la fábrica o en la oficina sentirse culpables. La extrema derecha no surge de la nada, resurge en cada crisis aguda del capitalismo, ayudada por toda una serie de figuras autoritarias con intereses políticos y económicos ocultos.
Desde la izquierda, desde la derecha, todos están bien alineados, en filas irreprochables, no paralelas, lo mejor para fundirse en el momento adecuado en una unión sagrada de siniestra memoria.
Y a los libertarios nos gusta sacudir el orden establecido, romper las filas impuestas y las ideas recibidas. Nuestra inteligencia, esa sensibilidad cristalizada, nos lleva a disfrutar del sol cuando sale o se pone en horizontes que no son los nuestros, a gozar de las gotas de rocío por la mañana, a contemplar el mar cuando asalta las costas, a levantar la mirada hacia las estrellas titilantes, porque hay que disfrutar de la vida ahora y no en otra vida que sólo existe en el cerebro de los que pretenden esclavizar al hombre común. Este disfrute de la vida no nos impide luchar cada día por cambiar las mentalidades y los prejuicios.
Pacifistas siempre, porque este verano asesino nos recuerda que la guerra es omnipresente y mata por miles en todas las latitudes del globo: en Gaza, en Irak, en Ucrania, en Siria, en África... A menudo la religión se mezcla con los intereses geoestratégicos y económicos, lo que hace que nuestra lucha contra la espada y el goupillon sea una lucha que sigue vigente.
Aunque seguimos siendo revolucionarios, seguimos en contacto con la realidad. Además, no pretendemos dejarnos manipular por los apóstoles de una hipotética revolución marxista en la que éstos se parecen tanto a nuestros enemigos de clase de hoy.
Por supuesto que seguiremos gritando en el desierto durante muchos años, pero no nos dejaremos atraer por las sirenas de los militantes profesionales que segregan su propia razón de ser y se imaginan que llevan la buena palabra sin darse cuenta de que a menudo están predicando a unos pocos convencidos a su alrededor mientras que son abstrusos para la mayoría de la gente, lo que lleva a estos militantes a veces bien intencionados, pero que no es el infierno pavimentado con buenas intenciones, a no entender nada de los demás ni de ellos mismos.
Por lo tanto, seguiremos actuando en nuestro entorno social para ayudarle a tomar conciencia de que otros mundos son posibles, empezando por un mundo que podría regirse por el ideal libertario.
Por nuestra parte, consideramos que el anarquismo debe arraigar en las luchas sociales, principal pero no exclusivamente, a través de los sindicatos con "dirección anarcosindicalista". El liderazgo dando indicaciones, no directivas encantadoras.
Si no rechazamos el llamado anarquismo intelectual y artístico, ni los intentos de vida libre o comunitaria, estamos a favor del anarquismo volcado hacia la inevitable acción social. Limitarse al esteticismo o al aislamiento sólo puede volver inerte y obsoleto el pensamiento anarquista.
Del mismo modo, subordinar el anarquismo a los actos violentos, a menudo prerrogativa de los izquierdistas fascinados por los años de plomo, conduce a la esterilización de nuestro ideal.
Podemos reivindicar 134 años de presencia anarquista en Le Havre, así que nuestro pensamiento existe desde hace mucho tiempo. Volveremos sobre este arraigo.
Hoy podemos esperar un resurgimiento de las ideas libertarias como fuerza política. Por un lado, porque los fracasos del marxismo, y en particular del bloque soviético, son evidentes. Más allá de las derivas del comunismo autoritario en el plano económico, son los asesinatos en masa perpetrados por los estalinistas desde el inicio de la Revolución hasta las purgas de 1937-1938 e incluso bastante después los que suscitan indignación y repugnancia hacia tal ideología.
Por otro lado, hemos vivido 14 años de Mitterrandismo desde el 10 de mayo de 1981 y nos encontramos de nuevo con la izquierda caviar con Hollande que, como buen valedor de la patronal, reduce a los trabajadores, los que realmente producen riqueza, al estado de parados y variables de ajuste para los beneficios capitalistas. El hombre de la austeridad, bajo el bisturí de la Troika, toma "decisiones valientes", lo que significa que los trabajadores siguen apretándose el cinturón y se arriesgan, sin ninguna reacción por su parte, a verse trabajando hasta los 67 años al amparo del aumento de la esperanza de vida.
La historia puede, pues, invalidar las opciones del socialismo, o más bien del social-liberalismo, así como la debacle de los regímenes comunistas, ya sean rusos, chinos, castristas... No hablaremos de Pol Pot, un personaje despreciable por el que miles de manifestantes en Francia mostraron su simpatía en nombre del antiimperialismo en una época no muy lejana.
Está claro que el anarquismo puede volver a ser creíble a condición de que no se encierre en una torre de marfil y esté en sintonía con la defensa de los oprimidos. Esta exigencia de estar en el colectivo y en el conflicto chocará con los gobernantes que no dudarán en jugar con el miedo al fascismo de la población. Nos corresponde dar respuestas coherentes, adecuadas y prácticas a los jóvenes, los trabajadores y los desempleados. "
Grupo Libertario Jules Durand
FUENTE: Le Libertaire - 02/06/2013
Traducido por Jorge Joya
Original: www.socialisme-libertaire.fr/2014/11/invariants-libertaires.html