Concluí el Volumen Uno de Anarquismo: Una historia documental de las ideas libertarias con extractos del inspirador artículo de Errico Malatesta, "Hacia la anarquía". A menudo mal traducido como "Hacia el anarquismo", el artículo de Malatesta fue publicado originalmente en La Questione Sociale, nº 14, en diciembre de 1899, que Malatesta editaba entonces desde Paterson, Nueva Jersey. Fue traducido por primera vez al inglés en Man!, publicado en San Francisco, en abril de 1933. Aquí presento el artículo completo, con una traducción corregida por Davide Turcato. Esta traducción de "Hacia la anarquía" está incluida en el volumen IV de las Obras Completas de Malatesta, editadas y compiladas por Davide Turcato, y publicadas por AK Press. Aquí, Malatesta presenta no sólo una definición sucinta de la "anarquía" tal y como la concebían los anarquistas, sino también de su método "experimental", un enfoque no dogmático del cambio revolucionario por el que se busca siempre alcanzar la mayor libertad posible, dadas las circunstancias en las que se debe trabajar.
Hacia la anarquía
Es una opinión generalizada que nosotros, por llamarnos revolucionarios, esperamos que la Anarquía llegue de un plumazo, como resultado inmediato de una insurrección que ataque violentamente todo lo existente y que lo sustituya por instituciones realmente nuevas. Y a decir verdad esta idea no falta entre algunos compañeros que también conciben la revolución de esa manera.
Este prejuicio explica por qué tantos opositores honestos creen que la Anarquía es una cosa imposible; y explica también por qué algunos compañeros, asqueados de la actual condición moral del pueblo y viendo que la Anarquía no puede llegar pronto, vacilan entre un dogmatismo extremo que les ciega a las realidades de la vida y un oportunismo que prácticamente les hace olvidar que son anarquistas y que por la Anarquía deben luchar.
Por supuesto que el triunfo de la Anarquía no puede ser consecuencia de un milagro; no puede producirse en contradicción con las leyes del desarrollo (un axioma de la evolución es que nada ocurre sin causa suficiente), y nada puede realizarse sin los medios adecuados.
Si quisiéramos sustituir un gobierno por otro, es decir, imponer nuestros deseos a otros, sólo sería necesario combinar las fuerzas materiales necesarias para resistir a los opresores reales y ponernos en su lugar.
Pero no queremos esto; queremos la Anarquía, que es una sociedad basada en el acuerdo libre y voluntario, una sociedad en la que nadie puede imponer sus deseos a otro y en la que cada uno puede hacer lo que le plazca y todos juntos contribuirán voluntariamente al bienestar de la comunidad. Pero por ello la Anarquía no habrá triunfado definitiva y universalmente hasta que todos los hombres no sólo no quieran ser mandados sino que no quieran mandar; ni tampoco habrá triunfado la Anarquía si no han comprendido las ventajas de la solidaridad y no saben organizar un plan de vida social en el que ya no haya rastros de violencia e imposición.
Y como la conciencia, la determinación y la capacidad de los hombres se desarrollan continuamente y encuentran medios de expresión en la modificación gradual del nuevo ambiente y en la realización de los deseos en proporción a su formación y a su imperiosidad, lo mismo ocurre con la Anarquía; la Anarquía no puede llegar sino poco a poco, lentamente, pero con seguridad, creciendo en intensidad y extensión.
Por lo tanto, el tema no es si logramos la Anarquía hoy, mañana o dentro de diez siglos, sino que caminemos hacia la Anarquía hoy, mañana y siempre.
La Anarquía es la abolición de la explotación y la opresión del hombre por el hombre, es decir, la abolición de la propiedad privada y del gobierno; la Anarquía es la destrucción de la miseria, de las supersticiones, del odio. Por lo tanto, cada golpe dado a las instituciones de la propiedad privada y al gobierno, cada exaltación de la conciencia del hombre, cada trastorno de las condiciones actuales, cada mentira desenmascarada, cada parte de la actividad humana sustraída al control de la autoridad, cada aumento del espíritu de solidaridad y de iniciativa, es un paso hacia la Anarquía.
El problema radica en saber elegir el camino que realmente se acerque a la realización del ideal y en no confundir el verdadero progreso con las reformas hipócritas. Porque con el pretexto de obtener mejoras inmediatas, estas falsas reformas tienden a distraer a las masas de la lucha contra la autoridad y el capitalismo; sirven para paralizar sus acciones y hacerles esperar que se pueda conseguir algo gracias a la bondad de los explotadores y los gobiernos. El problema radica en saber utilizar el poco poder que tenemos, en ir consiguiendo, de la manera más económica, más prestigio para nuestro objetivo.
En todos los países hay un gobierno que, con una fuerza brutal, impone sus leyes a todos; obliga a todos a someterse a la explotación y a mantener, quieran o no, las instituciones existentes. Prohíbe a los grupos minoritarios actuar sus ideas, e impide que las organizaciones sociales en general se modifiquen según y con las modificaciones de la opinión pública. El curso normal y pacífico de la evolución es detenido por la violencia, y por lo tanto con la violencia es necesario reabrir ese curso. Es por esta razón que hoy queremos una revolución violenta; y la querremos siempre, mientras el hombre esté sujeto a la imposición de cosas contrarias a sus deseos naturales. Si se elimina la violencia gubernamental, la nuestra no tendría razón de ser.
Todavía no podemos derrocar el gobierno imperante; tal vez mañana de las ruinas del gobierno actual no podamos impedir que surja otro similar. Pero esto no nos impide, ni nos impedirá mañana, resistir a cualquier forma de autoridad, negándonos siempre a someternos a sus leyes cuando sea posible, y utilizando constantemente la fuerza para oponernos a la fuerza.
Cada debilitamiento de cualquier tipo de autoridad, cada adhesión a la libertad, será un progreso hacia la Anarquía; siempre debe ser conquistada -nunca pedida-; siempre debe servir para darnos mayor fuerza en la lucha; siempre debe hacernos considerar al Estado como un enemigo con el que nunca debemos hacer la paz; siempre debe hacernos recordar bien que la disminución de los males producidos por el gobierno consiste en la disminución de sus atribuciones y poderes, no en el aumento del número de gobernantes o en que sean elegidos por los gobernados. Por gobierno entendemos cualquier persona o grupo de personas en el estado, país, comunidad o asociación que tiene el derecho de hacer leyes e infligirlas a quienes no las quieren.
Todavía no podemos abolir la propiedad privada; no podemos regular los medios de producción necesarios para trabajar libremente; tal vez no podamos hacerlo en el próximo movimiento insurreccional. Pero esto no nos impide ahora, ni lo hará en el futuro, oponernos continuamente al capitalismo. Y cada victoria, por pequeña que sea, obtenida por los trabajadores contra sus explotadores, cada disminución del beneficio, cada parte de la riqueza arrebatada a los propietarios individuales y puesta a disposición de todos, será un progreso, un paso adelante hacia la Anarquía. Siempre debe servir para ampliar las reivindicaciones de los trabajadores y para intensificar la lucha; siempre debe aceptarse como una victoria sobre un enemigo y no como una concesión que debemos agradecer; siempre debemos mantenernos firmes en nuestra resolución de tomar con la fuerza, tan pronto como sea posible, aquellos medios que los propietarios privados, protegidos por el gobierno, han robado a los trabajadores.
Desaparecido el derecho a la fuerza, puestos los medios de producción bajo la dirección de quien quiera producir, el resto debe ser fruto de una evolución pacífica.
No sería la Anarquía, todavía, o lo sería sólo para aquellos pocos que la quieran, y sólo en aquellas cosas que puedan realizar sin la cooperación de los no anarquistas. Esto no significa necesariamente que el ideal de la Anarquía vaya a progresar poco o nada, pues poco a poco sus ideas se extenderán a más hombres y a más cosas hasta haber abarcado a toda la humanidad y a todas las manifestaciones de la vida.
Derribado el gobierno y todas las instituciones peligrosas existentes que con la fuerza defiende, conquistada la libertad completa para todos y con ella el derecho a los medios de producción, sin los cuales la libertad sería una mentira, y mientras luchamos por llegar a este punto, no pretendemos destruir aquellas cosas que poco a poco iremos reconstruyendo.
Por ejemplo, en la sociedad actual funciona el servicio de suministro de alimentos. Esto se hace mal, caóticamente, con gran derroche de energía y material y en vista de los intereses capitalistas; pero al fin y al cabo, de una manera u otra hay que comer. Sería absurdo querer desorganizar el sistema de producción y distribución de alimentos si no pudiéramos sustituirlo por algo mejor y más justo.
Existe un servicio postal. Tenemos miles de críticas que hacer, pero mientras tanto lo utilizamos para enviar nuestras cartas, y seguiremos utilizándolo, sufriendo todos sus defectos, hasta que podamos corregirlo o sustituirlo.
Hay escuelas, pero qué mal funcionan. Pero por eso no permitimos que nuestros hijos permanezcan en la ignorancia, rechazando que aprendan a leer y escribir. Mientras tanto, esperamos y luchamos para que llegue el momento en que podamos organizar un sistema de escuelas modelo que dé cabida a todos.
De esto se desprende que, para llegar a la Anarquía, no basta la fuerza material para hacer una revolución; es imprescindible que los trabajadores, agrupados según las distintas ramas de la producción, se coloquen en una posición que asegure el buen funcionamiento de su vida social, sin ayuda ni necesidad de capitalistas ni gobiernos.
Y vemos también que los ideales anarquistas están lejos de estar en contradicción, como pretenden los "socialistas científicos", con las leyes de la evolución probadas por la ciencia; son una concepción que se ajusta perfectamente a estas leyes; son el sistema experimental llevado del campo de la investigación al de la realización social.
Errico Malatesta, diciembre de 1899
Traducido por Jorge Joya
Original: robertgraham.wordpress.com/2019/05/20/malatesta-toward-anarchy-1899/